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miércoles, 10 de abril de 2013

El moribundo Titicaca y los ambientalistas de carpeta


Escribe: Lic. Aldo Rojas

Los ambientalistas de carpeta son los socios de la nauseabunda  lenteja del Titicaca, nadadores de la laguna de oxidación y a quienes se les reconoce como gerentes de la contaminación. Son en fin el llanto triste de las ranas y el dolor fatal de las Keñolas.

Porque los ambientalistas de carpeta no hacen sino vivir de la contaminación, de la quema de totora, de la laguna de oxidación y del deceso de la fauna. Para ellos la noticia mas importante es: “En puno sigue muriendo el Titicaca”; es decir, que los desechos mineros son mas dulces, que las cenizas de totora son tibias y que si la fauna muere es por que Dios se lo llevó.

Por eso en el tema del Titicaca todo es un asunto de números, porque mientras las estadísticas demuestran el crecimiento del nivel de contaminación e  IMARPE alerta que antes en el Titicaca se extraía hasta 90 toneladas de peces por año y al 2012 solo se logró extraer 2 toneladas, los ambientalistas de carpeta encuentran felices la numeración y espacio perfecto para seguir “trabajando” por la conservación del lago. El cálculo es entonces que a mayor volumen de contaminación y menor cantidad de flora y fauna, mayor es la posibilidad de que los ambientalistas de carpeta acrecienten económicamente.

Cuando uno examina el lago Titicaca no solo se da cuenta que las actividades económicas en Puno, (como el comercio, turismo, artesanía, agricultura ganadería) giran en torno al lago y que la población en general vive de los recursos existentes, también se da cuenta de la ineptitud monstruosa con que vienen administrando el Titicaca y el discurso tramposo que equivale a la forma en que un delincuente se declara inocente en Juliaca. Por esta razón los ambientalistas de carpeta tampoco serán recibidos en el infierno porque cuando mueran volverán a ser gerentes para tratar de resarcir el holocausto ambiental causado al Titicaca.

Después de esto y para pensar mejor, solo nos queda seguir tomando caldo de Karachi, porque lo que nos dijo el pensador Shaw es la verdad: “La mejores reformas que el mundo conoce son aquellas que empiezan por uno mismo”. Y eso es lo que tenemos que hacer, una reforma, un principio, un colectivo, que impida que estos “ambientalistas” sigan haciendo de las suyas, ósea haciendo pan con harina cenizas de totora y vino con los residuos sólidos y desechos mineros. Mientras tanto no ocurra esta gesta, los antes mencionados seguirán con los remos prestos para seguir paseando por la isla de Taquile, Amantani y las atractivas penínsulas del Titicaca.

Hay un fragmento de poema de Cesar Vallejo que siempre me viene a la mente cuando pienso sobre el Titicaca y en este momento en que el lago trasciende a podrirse, parece dar en el clavo cuando dice:
Hay ficus que meditan, melenudos
trovadores incaicos en derrota,
la rancia pena de esta cruz idiota

en la hora de rubor que ya se escapa,
y que es lago y que suelda espejos rudos
donde naufrago llora Manco Capac

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