Escribe: Lic. Aldo Rojas
Los
ambientalistas de carpeta son los socios de la nauseabunda lenteja del Titicaca, nadadores de la laguna
de oxidación y a quienes se les reconoce como gerentes de la contaminación. Son
en fin el llanto triste de las ranas y el dolor fatal de las Keñolas.
Porque los
ambientalistas de carpeta no hacen sino vivir de la contaminación, de la quema
de totora, de la laguna de oxidación y del deceso de la fauna. Para ellos la
noticia mas importante es: “En puno sigue muriendo el Titicaca”; es decir, que
los desechos mineros son mas dulces, que las cenizas de totora son tibias y que
si la fauna muere es por que Dios se lo llevó.
Por eso en
el tema del Titicaca todo es un asunto de números, porque mientras las
estadísticas demuestran el crecimiento del nivel de contaminación e IMARPE alerta que antes en el Titicaca se
extraía hasta 90 toneladas de peces por año y al 2012 solo se logró extraer 2
toneladas, los ambientalistas de carpeta encuentran felices la numeración y espacio
perfecto para seguir “trabajando” por la conservación del lago. El cálculo es
entonces que a mayor volumen de contaminación y menor cantidad de flora y fauna,
mayor es la posibilidad de que los ambientalistas de carpeta acrecienten
económicamente.
Cuando uno
examina el lago Titicaca no solo se da cuenta que las actividades económicas en
Puno, (como el comercio, turismo, artesanía, agricultura ganadería) giran en
torno al lago y que la población en general vive de los recursos existentes,
también se da cuenta de la ineptitud monstruosa con que vienen administrando el
Titicaca y el discurso tramposo que equivale a la forma en que un delincuente se
declara inocente en Juliaca. Por esta razón los ambientalistas de carpeta
tampoco serán recibidos en el infierno porque cuando mueran volverán a ser
gerentes para tratar de resarcir el holocausto ambiental causado al Titicaca.
Después
de esto y para pensar mejor, solo nos queda seguir tomando caldo de Karachi,
porque lo que nos dijo el pensador Shaw
es la verdad: “La mejores reformas que el
mundo conoce son aquellas que empiezan por uno mismo”. Y eso es lo que
tenemos que hacer, una reforma, un principio, un colectivo, que impida que
estos “ambientalistas” sigan haciendo de las suyas, ósea haciendo pan con
harina cenizas de totora y vino con los residuos sólidos y desechos mineros. Mientras
tanto no ocurra esta gesta, los antes mencionados seguirán con los remos
prestos para seguir paseando por la isla de Taquile, Amantani y las atractivas
penínsulas del Titicaca.
Hay
un fragmento de poema de Cesar Vallejo que siempre me viene a la mente cuando
pienso sobre el Titicaca y en este momento en que el lago trasciende a
podrirse, parece dar en el clavo cuando dice:
Hay ficus que
meditan, melenudos
trovadores
incaicos en derrota,
la rancia pena
de esta cruz idiota
en la hora de
rubor que ya se escapa,
y que es lago y
que suelda espejos rudos
donde naufrago
llora Manco Capac